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Apuntes de viaje de la historia del arte

Apuntes de un recorrido cotidiano.
A la vista de los apuntes de viaje de la historia del arte, resulta difícil resistirse a la tentación de llevarse consigo en la próxima ocasión un cuaderno de apuntes para esbozar en él todo lo que queramos ver y después recordar y revivir. Pero en espera del próximo viaje, podemos esbozar en nuestras hojas las impresiones de un recorrido cotidiano: por ejemplo, el que hacemos todas las mañanas para ir al trabajo.

¿Cómo y qué dibujar?
El hechizo del dibujo se encuentra también en las infinitas posibilidades de expresión; es decir, los apuntes del recorrido, una vez dibujados, pueden expresar muchas cosas; incluso las sensaciones que, sutiles e impalpables, enriquecen y dan significado a los encuadres y a las perspectivas. Con el dibujo podemos, en efecto, “enlazar” los puntos más significativos del trayecto, aquellos que lo caracterizan por sus aspectos arquitectónicos y paisajísticos, por las perspectivas más sugestivas, por las vistas más interesantes.

Pero podemos también “detenernos” para plasmar los detalles de nuestro camino, aquellos que nos interesan o que despiertan nuestra atención: un portal, una hornacina, un balcón, una callejuela, la corteza de un árbol o el perfil de un farol. Al interés y a la sugestión de lo que vemos al caminar contribuyen ciertamente los efectos de la luz, el juego de las sombras: un muro en sombra, y en la otra parte una pared iluminada, terminada quizá por la línea del tejado; dos muros, dos paredes verticales, que recortan la perspectiva del fondo a plena luz, y en lo alto una franja de cielo entre los tejados; la revelación inesperada de un espacio luminoso, de un paisaje o de un monumento, detrás de un ángulo en sombra…
No nos preocupemos si, concluidos los apuntes, nos parece que el dibujo no nos ha “salido bien”:

• Antes que nada, abandonémonos al placer de la visión y del “conocimiento” del espectáculo que tenemos delante.
• Analicemos después las sensaciones que los diversos momentos del trayecto logran suscitar en nosotros, de sorpresa, de contraste, de luminosidad…
• No nos contentemos con un solo dibujo: en este caso, es fundamental el relato dibujado, la serie de esbozos que consiguen evocar aquel viaje o aquel trayecto, representar los puntos significativos y rememorar los momentos más importantes.

Hoja de unos apuntes de viaje del arquitecto contemporáneo Giovanni Michelucci, atento a la arquitectura del pasado y preocupado de estudiar con anotaciones la planta, los volúmenes, la perspetiva, los detalles.

Apuntes de viaje de Gauguin en la isla de Moorea

Gauguin en la isla de Moorea.
En junio de 1891 desembarcaba Gauguin en Tahití, en busca de la luz y del color, y de allí se trasladó inmediatamente a la isla de Moorea. Sus apuntes de viaje están reunidos en Noa-Noa. Escribía Gauguin: «He empezado a trabajar. Pero el paisaje, de colores francos y ardientes, me deslumhra… ¡Y, sin embargo, es tan sencillo: pintar como lo veo, traducir sin cálculo un azul o un rojo en la tela! En los ríos me encantan la figuras doradas. ¿Dudaré aún en captar toda esta luz esta felicidad del sol?»

La modelo caprichosa.
Gauguin pintó los paisajes y los habitantes del lugar: «Pruebo a esbozar un retrato; quisiera captar sobra todo esa sonrisa ambigua… Hace una mueca de desa grado y, contrariada, dice: “Aita (no)” y me deja. Una hora después está de nuevo en mi casa, lleva un bonito vestido y una flor en la oreja. ¿Qué le ha sucedido y por qué regresa? ¿Un juego de coquetería, el placer de ce der después de haberse negado?… ¿O sólo el capricho sin motivo, el simple y puro capricho, tan común en ellas? Comprendo que deberé atenerme, como pintor a la vida interior del modelo: una urgencia tácita y apre miante, casi como una posesión física, por lograr un resultado decisivo… Trabajo deprisa ojalá no sea una idea fija-, deprisa y con calor.
»Pongo en este retrato lo que el alma ha permitido que vean los ojos y sobre todo, pienso, lo que los ojos solos nunca habrían visto: este fuego íntimo, intenso. Los rasgos de la noble frente me devuelven a Pae, aquella sentencia suya: “No hay belleza pura sin algo de extraño en las proporciones.” Y la flor que lleva en la oreja percibe su perfume. Ahora trabajo mejor, más libremente.»