Una vez terminado el diseño y preparados todos los elementos, por ejemplo los textos y las ilustraciones, puede empegarse la confección del arte final.
Ante todo, hay que preparar la superficie del tablero limpiándola con una solución limpiadora o con petróleo de encendedor. Comprobemos que las plumas y el equipo de dibujo están limpios, para reducir las probabilidades de que se produzcan manchas. Hay que ser especialmente exigente con las plantillas: un canto sucio o pegajoso puede hacer que las plumas queden frenadas o se desvíen.