Antes de que el impresor emprenda el tiraje, es conveniente pedirle una prueba de color. El examen de la prueba de color permite modificar o puntualizar elementos del marcado si uno mismo, o el impresor, ha cometido un error. En esta fase, las correcciones son caras, pero mucho más baratas que si se espera a que termine el tiraje y tan sólo entonces se descubren los errores. A menos que se pidan especialmente, las pruebas no suelen hacerse en papel de la misma calidad que el especificado para el tiraje final; si eso puede afectar el aspecto de diseño, debemos asegurarnos de especificar exactamente lo que queremos en el momento de entregar el original.
Hay varias cosas que deben examinarse en la prueba. Hay que comprobar los filetes y los bordes por si alguna de las líneas está quebrada, y hay que asegurarse de que los bordes y las marcas de registro se hayan respetado. Hay que examinar atentamente la reproducción de todas las imágenes a todo color. Si la reproducción de los colores no es fiel al original, los colores pueden ser corregidos por el impresor; si hay imágenes demasiado rojas o demasiado azules, demasiado oscuras o demasiado claras, es posible que las separaciones de color que se han hecho con nuestras transparencias sean incorrectas.
Comprobemos que los caracteres no estén rotos y que no haya puntos o marcas indeseables (máculas) causadas por polvo caído sobre las planchas.
