La impresión serígráfica, de cuya elaboración vemos en estas páginas algunas fases, es un proceso de impresión que conserva todavía una gran parte de manualidad. Como en todos los otros tipos de imprenta, también en la serigrafía el punto de partida está constituido por una matriz, que en este caso no es sin embargo ni un cliché, ni una plancha ni un cilindro, sino más bien un bastidor sobre el que se extiende una tela. Sobre ¡as dos caras de la tela se extiende una capa de gelatina sensible a la luz (página siguiente). Después de que el bastidor se ha secado, sobre él se sitúa ¡a película fotográfica que lleva los elementos que hay que imprimir; todo ello se expone después a la luz. Con la exposición, la gelatina protegida por las zonas opacas de la película se vuelve soluble y es retirada por el agua.