Cuantas más fotografías tengamos, tanto mayor será nuestra versatilidad. Las fotografías pueden situarse en cualquier área dibujada o en el arte final, y fragmentos de las mismas pueden ampliarse o reducirse para adecuarlos a las exigencias de diseño. Pueden reconvertirse imágenes tonales para crear efectos lineales, o pueden imprimirse imágenes fotográficas en colores inusuales.
La costumbre de hacer nuestras propias fotografías puede conducirnos al descubrimiento de cosas realmente inusuales. Además, a menudo se descubre que sitios considerados aburridos y triviales están llenos de texturas útiles y de estímulos visuales.