En el mundo de la pintura, los colores son obtenidos como resultado de aplicar los pigmentos en un soporte. Conocemos tres colores básicos o primarios.
El amarillo, el azul y el rojo.
Estos tres colores básicos, junto con el blanco sólo pueden ser obtenidos en la pintura por medio de los pigmentos específicos de su color.
Los demás colores y el color negro, sin embargo, se pueden obtener mezclando los pigmentos de los colores básicos. Así, si combinamos un amarillo con un azul obtendríamos un verde; un amarillo con un rojo nos daría un naranja, y mezclando un azul con un rojo, resultará un violeta. A estos nuevos colores los llamamos secundarios.
Si seguimos mezclando los colores secundarios de nuevo con cada uno de los primarios que los forman obtendríamos una nueva gama de colores que llamamos terciarios.
Sin embargo si mezclamos los secundarios con el color primario que no forma parte de su composición, es decir si mezclamos los tres colores primarios obtendríamos en teoría el color negro. En teoría solamente, ya que en la práctica obtendríamos diversos colores más o menos oscuros, a los que llamamos colores tierra, de diferentes tonos en función de las cantidades relativas de los pigmentos mezclados.
En la figura, el triángulo central incluye los tres colores primarios, los colores adyacentes al triángulo central son los colores secundarios y el círculo exterior recoge ordenados los primarios, secundarios y terciarios.