El conocimiento de un ambiente: la Piazza Navona.
Cuando de estudiante acudía a dibujar a la plaza Campidoglio de Roma junto con los compañeros de curso, me quedaba siempre sorprendido y desilusionado ante el espectáculo de los turistas extranjeros: apenas ponían pie en tierra, se lanzaban a disparar rollos enteros de fotografías, para partir de nuevo inmediatamente sin haber visto nada en definitiva, pero con la “satisfacción” de llevarse las imágenes del viaje para enseñárselas a los amigos.
Cómo ver y retener conscientemente una imagen.
Los apuntes de viaje quieren significar precisamente lo contrario: la voluntad de ver, de participar del ambiente mediante el dibujo y así mismo de revivir la atmósfera, reconocer el recorrido y los detalles cada vez que esos apuntes caigan luego en nuestras manos.
Si el lector se encontrara en una plaza, de cualquier ciudad o país, y quisiera conocerla y comprender su espacio, lo mejor sería:
• Dar una vuelta o más por ella tratando de disfrutar del espacio libremente, de descubrir encuadres y detalles, de confundirse con la gente; en una palabra, de participar en la vida del entorno.
• Elegir los puntos significativos de un tramo del recorrido y desde ellos esbozar las perspectivas, cuidando de dejar espacio suficiente al cielo, de dar la justa inclinación a las líneas de la perspectiva, de crear cuando sea posible un juego de primeros planos y de fondos.
• Plasmar en el álbum los detalles que nos resulten curiosos y que nos interesen, con dibujos y esbozos que completen la visión y el recuerdo del conjunto.
En el antiguo circo de Roma.
Para poner un ejemplo de un procedimiento similar, hemos recorrido la Piazza Navona de Roma, emplazada en el mismo lugar en el que estaba el antiguo circo romano. Después de marcar en una lámina los sucesivos puntos de vista del itinerario, presentamos en estas dos páginas algunos esbozos de vistas y de detalles recogidos: una vista del conjunto; un detalle de la cúpula de la iglesia de Santa Agnese, con el primer plano de una de las estatuas de la fuente de los Cuatro Ríos; un detalle de la misma fuente sobre el fondo de la fachada de la iglesia; el episodio de la madonnella, la hornacina situada en la pared de uno de los edificios; y, finalmente, un detalle curioso: una complicada cerradura de una puerta próxima a la iglesia.
Un modo de conocer la plaza, de plasmar y recordar un trayecto, uno entre tantos…
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