Membrete de una carta

El diseñador preparó un dibujo de las letras tal como las quería; empleó un tipo conocido, pero lo alargó levemente para obtener la relación deseada entre la altura y la anchura. Entonces, un rotulista dibujó la palabra con esmero, cuidando especialmente de equilibrar el grueso de cada carácter y tomando en consideración el espacio entre las letras. Resultó que la «L» y la «A», si se espaciaban normalmente, quedaban, visualmente, demasiado separadas, cosa que estropeaba el flujo visual de los caracteres, de modo que se juntaron. Las letras fueron reducidas fotográficamente y después pegadas en el arte final. La ilustración también fue reducida fotográficamente y pegada.

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