Cuando extiendas los fondos de color, trata de ir al menos a un milímetro del trazo del lápiz, porque el color, durante el secado, tiende a expandirse (figura 1).
Por dentro, el color se detiene más o menos en el límite del trazo de lápiz (figura 2).
Superponiendo a un fondo recién extendido otro color, éste tenderá a di-fuminarse en los márgenes, efecto que debes tener en cuenta al colorear figuras que presenten redondeces, y también para colorear las mejillas de tus retratos (figura 3).
Cuando el fondo de color está seco, la superposición deja una señal muy marcada (figura 4).
Cuando se añade luego a dos tonos superpuestos, sin dejarlos secar, un tercer tono, se obtendrá como efecto un tono claro, que se difuminará en un tono oscuro; éste, a su vez, se difumi-na en un tono distinto, en este caso rosado (figura 5).
Sin embargo, cuando el color se superpone después de secarse, se obtiene el efecto de la figura 6. Notarás que los colores superpuestos entre sí, cuando no se han secado todavía, tienden a aclararse respecto al color original, mientras que conservan su tonalidad original si la superposición se realiza después de que los colores se han secado.
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