Observar los colores

Capacidad de observación.
Al caminar por la calle, hay que observar los objetos cotidianos como si nunca se hubiesen visto antes. ¿De qué color es aquel edificio? ¿Es cierto que las paredes de ladrillos parecen de un solo color desde lejos, pero de muchos colores de cerca? También es útil comparar el color de los muros a la luz del sol y en un día de lluvia, o advertir que un coche blanco parece más grande que otro negro de la misma marca y modelo, sobre todo si están juntos.
Los colores despiertan en nosotros una impresión de movimiento: avanzan o retroceden. Los tonos fríos, como el azul, avanzan; los tonos cálidos, como la gama de los rojos, retroceden. Otro factor a tener en cuenta es que este efecto viene determinado también por la cantidad. No despierta la misma  sensación una pequeña mancha roja que una gran superficie pintada de este color. En otras palabras, una extensa mancha verde es más verde que una pequeña superficie del mismo color.
Continúe el experimento en su casa. Por» ejemplo, con óleos, aguada o pintura acrílica, se puede pintar de amarillo, rojo, verde, etc., una serie de cuadrados adyacentes. Luego, en cada uno de ellos, se pinta el mismo círculo azul, y se observa hasta qué punto el diferente color del fondo altera el matiz de azul percibido en cada caso. También se puede pintar, por ejemplo, un cuadrado verde en un papel rugoso de textura muy marcada. Luego se pintará el mismo cuadrado en una hoja de papel suave. Se recortan los cuadrados cuando la pintura esté seca y se colocan uno al lado del otro. El verde del papel rugoso parecerá más oscuro, lo cual se explica por las sombras que la textura irregular crea en la superficie.
Los artistas nunca llegan a aprenderlo todo acerca de las potencialidades del color. Todos los movimientos artísticos nuevos se han caracterizado por un empleo original de la luz y el color.

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